Luis de Blas recuerda a su madre los febreros de años pasados en su rincón poético
Publicado 2018-02-02
FEBRERO EN LA MEMORIA
ANIVERSARIO
Es cinco de febrero y las cigüeñas
anidan ya en las torres centenarias
si a la querencia han vuelto puntuales
a nuestra vecindad. Madre, recuerdo
—porque la muerte no interrumpe nada—
tu nombre, hoy Santa Águeda, y apuro
el vino que se bebe entre familia
celebrando tu viejo aniversario.
La sombra de un ciprés galo vecino
se alarga, madre, en tu custodia lejos
mecido por los vientos del exilio
en tierra y mar airados.
Hoy cinco de febrero en el paisaje
que tiene Port de Bouc mirando al mar
—da lo mismo que sea lunes, madre—
alguien ha de poner sobre tu pecho
de ceniza extranjera, un amaranto
y habrá quien te recuerde, oui madame,
tan sencilla mujer y tan rebelde
en tu máquina singer afanosa
por ayudar a padre desolado.
Hoy cinco de febrero, vuelvo a ser
el niño de una guerra inolvidable.
LOS AMANTES
( 10 de febrero de 1937
Los jóvenes novios María y Gregorio
perdían sus vidas en el patio de
vecindad víctimas de un bombardeo
en la Ciudad complutense)
Pudo ser una llamarada un instante
De luz y se estrecharon ávidos
De pronunciar palabras nunca dichas
De abrazarse
Definitivamente encendidos de amor
Se abrazaban a muerte y un relámpago
Restallaba su látigo acerado ¿Qué cielos
Desbordados de luz apocalíptica
Sus cuerpos invadían?
Si todavía fuera tiempo de amor
Y se bebían las últimas instancias de la vida
Amor amor amor a vida y muerte amor
Y ese rayo invasor que les cercaba
Haciendo ya apurar la despedida
Se confesaban de amor
Y y era un instante la luz que les vencía
Apenas un paréntesis de vida ¿Dónde
Ya la mirada si estallaban los ojos?
Ay que abismo de luz
Sólo un pálpito ya de eternidad
Hasta esa rosa azul de la metralla
Creciendo entre sus pechos
Cuando la luz quedó desvanecida
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